jueves, 22 de abril de 2010

“FERIA DEL LIBRO”

Aprovechando la cercanía del día del libro, quizás venga bien una breve reflexión sobre este tema. Desde que el hombre sabe escribir han existido libros, pero con el tiempo, también han ido cambiando, y mucho más de lo que parece. Hoy en día todo evoluciona a una velocidad vertiginosa y podemos preguntarnos ¿Qué tipo de libros leerán nuestros hijos? ¿Hacia dónde debemos encaminarlos? ¿Podemos apoyarlos de alguna forma?
Y puede que sigan leyendo libros en papel, pero lo más probable es que lo hagan a través de nuevos dispositivos. Si a nuestros padres les hubieran contado hace 40 años que sus nietos leerían libros que se desplegarían como un castillo; o que tendrían diferentes texturas y olores; o que reproducirían música al abrirlos, nunca lo hubieran creído.

Sin embargo, todo eso ha ocurrido, y no ha hecho más que empezar y los padres no pueden dar la espalda a todo e
se proceso tecnológico que sus hijos verán a lo largo de su vida como algo totalmente natural y que, aunque suponga cambios, siempre ha estado lleno de ventajas.
¿Qué relación existe entre los cuentos y la lectura? ¿Por qué todo el mundo recomienda los cuentos para fomentar el hábito lector?

La verdad es que esta forma de fomentar la lectura desde que son muy pequeñitos, mucho antes incluso de que reconozcan las letras, no tiene nada que ver con los cuentos. Realmente, con lo que tiene que ver, es con los libros.
La lectura se lleva a cabo en torno a un libro. Las ganas o la ilusión con la que un niño se adentra en el mundo de la lectura dependerán de qué opine el niño de los libros cuando le toque empezar a leer.
Evidentemente, cualquier padre querrá que a su hijo le gusten los libros, aun sin saber leer. ¿Y cómo se consigue eso? ¿Cómo se puede hacer que a un niño le guste algo que ni siquiera entiende? ¿Cómo conseguir que le guste un objeto que no tiene luces, botones o pantallas luminosas, y que a simple vista, y comparado con el resto de juguetes y demás objetos a los que se ha acostumbrado desde pequeñito, no parece especialmente interesante? La mejor forma de conseguir esto, sin duda, es asociar ese objeto a algo -o mejor aún- a alguien, que a él ya le guste.

Los niños adoran a sus padres. Ya tenemos un objetivo claro: tratar de que el niño asocie a los padres con los libros. Podríamos tratar de conseguir esto de mil formas: llevando un libro siempre con nosotros o sustituyendo juguetes por libros. Pero hay una realmente superior: "la hora del cuento", esos minutos que cada noche dedican los padres a sus hijos en exclusiva, justo antes de dormir. En ese momento, los niños disfrutan de su padre o su madre al 100%, con una dedicación absoluta, con la única intención de entretener
les. Y luego se duermen felices. Y así cada día.

Por eso, si se viven esos momentos alrededor de un libro, desde que son muy pequeñitos, para ellos el libro será sinónimo de lo mejor que les puede ocurrir. Será la forma de acercarse al mundo de los mayores, y por ello acogerán encantados el momento de aprender a leer, superando las dificultades y el esfuerzo que les pueda suponer.


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