sábado, 8 de mayo de 2010

MUSICOTERAPIA Y AUTISMO

El aspecto más importante que debe tener en cuenta el musicoterapeuta, en primer lugar, es el trastorno del espectro autista:

- La música es un medio de rehabilitación, no el remedio
- La música puede relajar, pero también puede alterar, estresar o amargar.
- Toda música puede servir como terapia, pero es necesario poseer las técnicas suficientes para poder aplicarla de forma individual o grupal.
- Es imprescindible conocer bien al individuo objeto de la terapia.

El autista es arrítmico por naturaleza, si le aplicamos el ritmo de la música, este se basa en el principio lógico de la rehabilitación, tratando de compensarle con aquellos desarrollos de los que carece. Cuando hablamos de ritmo, nos referimos a un ritmo estructurado, generalizado, que le ayude a tomar una conciencia esquematizada de su propia realidad con respecto a la realidad exterior, mediante el aprendizaje del ritmo binario respiratorio, del ritmo ocular en el parpadeo, del ritmo en la danza-baile cogido, agarrado y conducido por el terapeuta, del ritmo de dos tiempos al caminar desplazando los pies, del ritmo coordinado al subir y bajar alternativamente un brazo y otro, una pierna y otra, etc. conseguiremos un comportamiento somático equilibrado. El autista se va centrando en una actividad dinámico-motora que le divierte, y, sin darse cuenta, le llevará a una conciencia de ser actor voluntario.

En los casos de dificultades motoras y niveles más bajos, proporcionamos al niño un ritmo binario de incorporación. El terapeuta ejecuta movimientos pausados sincronizados utilizando tempus y ostinatos con cadencias de velocidad en la acción. El autista se siente arropado, protegido, tocado. Experimenta sensaciones visibles de bienestar, estimulantes y relajantes, y va archivando comportamientos rítmicos naturales. Los niveles perceptivos-cognitivos se van ensanchando, al igual que el aprendizaje de su esquema corporal.

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